Cuando hablo de realismo en una historia, no me refiero a que lo que sucede en ella pueda suceder o no en nuestro mundo, sino a que existan reglas dentro de ese universo a las que como lector me puedo apegar para saber cómo funciona.
Al momento de escribir debes tener muy clara la coherencia interna; esto te permite establecer un marco de funcionamiento que es lógico, independiente de si eso puede o no suceder en nuestro mundo. Como lectores al momento de abrir el libro y comenzar a leer hacemos un pacto con el autor, suspendemos la realidad y acordamos que todo lo que ocurra dentro de esa historia obedece a las reglas internas de este universo; sin embargo, para que esto funcione y el lector se sienta a gusto, sin percibir que en algún momento lo están engañando o estafando -o directamente que se están burlando de él- es importante que como escritor sepas exactamente qué es lo que estás haciendo y no te contradigas. De la misma manera en que lo mencioné en el capítulo de sembrar y cosechar, el realismo dentro de la historia tiene que ver con no estafar al lector. No importa si ocurre una situación completamente absurda para los estándares del mundo en el que vivimos, lo que importa es que dentro de la historia tenga sentido y no parezca que está sucediendo solo porque al autor se le ocurrió que podía sonar bien o porque no tuvo otra forma de resolver la historia.
El lector está acompañando tu texto, le importa conocer a los personajes que le estás presentando y también la historia; está recorriendo esta historia al mismo tiempo que tú se la relatas. Esto significa que pueden desarrollar amor u odio hacia algunos personajes y atesorar determinados momentos de la historia; sin embargo, si en determinado momento contradices tus reglas o inventas algo que no tiene ningún sustento, el lector sale de esta dinámica, se rompe el pacto que hizo de suspender la realidad y se empieza a preguntar en qué estabas pensando por poner ese elemento dentro de lo que estás relatando. Si en determinado momento diste a entender que es imposible que ocurra algo, no te contradigas posteriormente permitiendo que esto ocurra.
El realismo, en general, está puesto dentro de los párrafos en donde tú le estás explicando al lector qué es lo que está leyendo, no necesariamente a través de los diálogos de los personajes; esto es porque es posible que un personaje o varios crean que algo es imposible porque nunca lo han visto y eventualmente suceda, causando que los personajes se desengañen. Sin embargo, dentro del texto en los párrafos en donde tú como narrador le estás hablando al lector, explicándole el mundo que está conociendo, no puedes mentir; tienes que ser consecuente con tus propias palabras, y si en este texto dejaste en claro que algo sucede o no de cierta manera, no puedes traicionarte a ti mismo, porque vas a estar traicionando al lector, y también es posible que en algún momento el lector deje de tomar en serio tu obra, porque tú no te lo tomas en serio.
A modo de ejemplo, en el anime ningún personaje hace ningún comentario con respecto al color de cabello o los peinados que tengan los otros personajes, sin importar lo exagerados o absurdos que puedan ser; esto implica que como espectadores hacemos un pacto y asumimos que dentro del mundo del anime los peinados y el color de cabello pueden ser de cualquier manera, y nadie hace referencia a esto. Por lo tanto, si al momento de contar una historia repentinamente a alguien le llama mucho la atención y no entienden los peinados y el color de cabello, el lector va a sentir que hay algo extraño y que la historia no tiene sentido. Podría ser que un personaje en particular en una situación en concreto no lo comprendiera, pero para que esto encaje dentro de la historia tendrías que construirlo, explicando por qué a todo el resto de los personajes cierto elemento no le interesa y a uno de ellos sí.
Nos encontramos en el siguiente capítulo: Sagas
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