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María José Moreno: La infancia como factor fundamental de un buen personaje

Foto del escritor: Ailen SaccoAilen Sacco

Uno creería que, gracias a la situación actual, la lectura ha vuelto a su auge; pues, eso vemos en las redes sociales: Personas que no tenían el hábito de leer le han tomado cariño y aquellos que ya leían han arrasado con todo lo pendiente.

No obstante, tras las apariencias siempre podemos hallar tristes realidades. Una de las tantas obras alcanzadas por la catástrofe del COVID 19 fue Aquella vez en Berlín de María José Moreno, autora reconocida por otros grandes títulos como Bajo los tilos, rompeventas español por excelencia, y La trilogía del Mal, la cual pronto tendrá su propia serie.


Aquella vez en Berlín apenas había alcanzado a publicarse bajo el sello de Versátil cuando se declaró la pandemia y, con el pasar de tiempo, quedó sepultada por otros tantos títulos nuevos que bien pudieron enfrentar de mejor manera la nueva normalidad.

Picardía que no podemos dejar pasar. Esta obra es mucho más que un conjunto de hojas escritas que bien pueden olvidarse en la biblioteca; se trata de novela intimista escrita de forma magistral que busca mostrar lo esclavizados que podemos llegar a estar al pesado y el mal que pueden hacer nuestros propios fantasmas. La manera en la autora alterna las voces de sus personajes hacen que valga la pena cada segundo que se demore en acabarla y, una vez terminada, hasta podemos seguir fantaseando con lo que podría ser.

Toparse con esta novela es como encontrar un oasis en el desierto porque, en efecto, “las casualidades no existen. Los encuentros fortuitos tampoco”.


Editorial Arrowy: Bien; antes de todo lo demás, déjeme decirle que es un honor para mí estar hablando con usted y me he enamorado perdidamente de su manera de escribir. Casi que lamento haberla conocido tan tarde. Dicho esto, ¿cómo es su relación con sus lectores?


María José Moreno: Bastante buena, yo diría que excelente. Yo comencé autopublicandome en Amazon y me inicié en las redes sociales a partir de ese momento. Las utilicé para hacerme conocer y los lectores me respondieron muy bien. Los lectores de mi primera novela Bajo los tilos fueron muchos porque estuvo mucho tiempo en el número 1 de Amazon y eso hizo que cuando publiqué mi trilogía y luego mi última novela muchos de ellos me leyeran.


EA: Eso es excelente. He leído otras entrevistas que le han hecho y, más que preguntar lo mismo, quiero agregar más información a lo que se ha dicho. Así que, ya hablando de su última obra publicada, Aquella vez en Berlín, ¿cómo la acogió su público? He leído críticas muy buenas desde Amazon.


MJM: Esta novela ha sido muy bien acogida. Suponía mi regreso a la novela intimista como mi primera novela Bajo los tilos, después de haber publicado La trilogía del mal, cuyas novelas podemos decir que eran thrillers psicológicos. Lo malo de Aquella vez en Berlín fue el momento de su publicación. ¿Quién iba a imaginar que el COVID 19 entraría en nuestras vidas de una forma tan dramática? Apenas publicada y con presentaciones y asistencia a bibliotecas y firma de libros tuve que suspender todo a causa del confinamiento completo que tuvimos. Cuando volvimos a “la nueva realidad” ya era verano y cientos de novelas nuevas comenzaban a publicarse, así que no dio tiempo a que físicamente llegara a los lectores. Me da mucha pena porque tenía muchas esperanzas puestas en ella y había tardado más de dos años en escribirla. Pero contra los elementos no se puede luchar.


EA: De alguna manera esto va a poder solucionarse, el COVID 19 nos ha tocado a todos de maneras muy crueles. Se conoce mundialmente la difícil situación que se ha dado en España, sin embargo sobre tema quiero detenerme más adelante. Vamos a hacerle algo de justicia a esta bellísima novela resaltando sus puntos fuertes. Aquella vez en Berlín es la primera novela que he leído con cuatro personajes principales; cada uno con más sombras que luces. Todos tienen un pasado oscuro, llenos de secretos que los persiguen hasta la actualidad. Mi pregunta sería, qué tan difícil le resultó manejar tantos protagonistas con tanta carga psicológica encima.


MJM: Fue muy complicado. Yo quería dar casi todo el protagonismo a Thomas, incluso pensé en que fuera el único narrador, sin embargo al comenzar a escribir me di cuenta de que era muy importante saber la historia de Richard y esa no podía conocerla. Por eso dejé que Thomas y Marie se abrieran en sus charlas para conocerlos a cada uno de ellos y también que el lector supiera de la parte de Richard que cada uno conocía, pero necesitaba ponerle un narrador a Richard y a Lisa y así conocerlo en profundidad. Los cuatro personajes son muy distintos pero a todos les una los amores y los desamores y las ganas de sobrevivir. Como psiquiatra sé que la infancia es una parte decisiva para el hombre y que muchos de los problemas que se tienen de adultos se generaron en esa época, por eso cuando voy creando al personaje, en función de cómo es, le voy creando al mismo tiempo una infancia a corte con lo que el lector está viendo. Las infancias de estos cuatro personajes fueron duras y dramáticas y los conformó de una manera especial, del tal modo que al juntarse parece que todo se va complementando. Lo que me costó más, como antes te decía era encontrar las voces narrativas para que ninguno de ellos perdiera ese protagonismo que yo quería darle. Aunque llevarlos todos para delante con esa carga psicológica y con el puzzle que yo había diseñado para ellos tampoco fue fácil.


EA: De igual manera el resultado es exquisito. El alternar las líneas temporales para estar al tanto siempre de todo, sin dejar en el sin razón a otros hechos me parece una manera muy eficaz para desarrollar esta historia tan enmarañada. Relacionado a la narrativa de su historia y la composición de personajes, ¿cómo le fue poniéndose en la piel de narradores masculinos? ¿Es diferente a cuando lo hace con un personaje mujer?


MJM: No era la primera vez que daba voz a un personaje masculino. En la trilogía ya me puse en papeles mucho más complicado por desagradable, al meterme en la piel de un psicópata y de un pederasta. Sin embargo, en Aquella vez en Berlín se trataba de tener cuidado con el manejo de los sentimientos y de cómo los expresaban Thomas y Richard y tengo que confesar que me creaba inseguridad. Conforme me fui adueñando de los personajes, me fui haciendo con sus voces y no tuve problema. Por supuesto, también busqué un primer lector cero masculino para que me dijera si se podía identificar o no con lo el modo en los había reflejado en mi escrito. Para mí los personajes femeninos son más fáciles de abordar porque me es fácil identificarme con ellos. Si te digo la verdad, de los cuatro el que me costó más adaptar fue el de Lisa. Yo estoy alejada de jóvenes de 18 años y los de ahora poco tienen que ver con lo que yo fui. En este caso, tuve que asesorarme con la hija de una amiga que me enseñó los modismos que utilizan en el día a día y algunos me fue imposible utilizarlos, jajaja.


EA: Esto que me dice ni se percibe, es tan natural la manera en la que Lisa se relaciona y se expresa que jamás hubiese imaginado eso. Ya que hablamos de Lisa, quiero comenzar a profundizar en ella. Tuve la suerte de leer un poquito de La caricia de Tánatos y noté que, tanto aquella novela como en esta, los protagonistas, en mayor o menos medida, tienen una relación conflictiva con sus padres. En particular, se me hacen curiosas las pequeñas similitudes entre la relación de Mercedes, protagonista de La trilogía del mal, y su madre con Lisa y su madre. ¿Es acaso más común de lo que aparenta la mala relación entre padres e hijos?


MJM: Sí, es más frecuente de lo que imaginamos. Yo he realizado durante muchos años psicoterapia y en cuanto profundizabas llegabas a algún conflicto desde la infancia con los padres, y muchas más veces con las madres porque es una figura muy significativa en esa época. El triángulo entre padre, madre e hijo tiene diferentes combinaciones. El ideal para el hijo, que no para la pareja, es el amor y el cuido de ambos padres hacia él. Cuando el amor que se profesan los padres, entre ellos, es muy intenso y simbiótico, el hijo siente que a él no lo aman del mismo modo. Ya decía Freud que el trauma que siente el niño puede ser real o fantaseado, pero los dos hacen el mismo daño. Una madre que no ama y cuida es muy patológica para su hijo, mucho más que si fuera el padre. Cuando el maltrato está por medio, sea de quién sea, eso ya son palabras mayores. Mercedes sentía que no la amaba su madre, pero tenía a su padre y a su abuela. Igual sucede con Lisa, que sus abuelos actúan como figuras parentales buenas. Cuando sucede el desamor de una madre siempre pongo figuras que la sustituyen, porque eso es lo que pasa en la vida real. Nuestra sed de supervivencia es tan fuerte que encontramos ese afecto en una abuela, una tía, la maestra, el padre, el hermano...


EA: Me parece una forma maravillosa de mostrar, desde la ficción, estos aspectos tan habituales para la psicología y no tanto para los que poco sabemos del tema. Me siento de alguna manera muy identificada con estas protagonistas porque, más o menos, algo así me ha pasado. Pero bueno, de esta misma manera quiero puntualizar sobre Thomas. Personalmente, considero que un personaje sea negro, blanco o del origen que sea, no debería ser algo a destacar, pues, es indistinta su apariencia siempre y cuando esta no tenga nada relacionado con la trama. Mas en este caso creo que hay que resaltarlo porque Thomas, desde pequeño —como bien usted resaltaba antes— ha parecido el racismo en carne viva. ¿Qué la inspiró a tratar este dilema que hasta hoy tiene tanta fuerza?


MJM: El personaje de Richard lo tenía claro desde el principio y quería poner a su lado un personaje potente. Durante mucho tiempo lo estuve buscando hasta que un día leí la noticia de que el Gobierno británico pedía perdón por lo mal que había tratado a los inmigrantes de la Generación Windrush, que se habían visto acosados por las autoridades migratorias hasta el punto de querer expulsarlos de Inglaterra. Ahondé en esa Generación, de la que yo no sabía nada y, además, por casualidad tuve acceso porque Amazon me lo propuso como lectura de mi interés en un email a un libro sobre la llegada de ellos a Londres. Me documenté al respecto y de ahí surgió Thomas y quise dar a conocer lo mal que lo había pasado porque ellos estaban orgullosos de ir a la Madre Patria y porque se consideraban ingleses y, sin embargo, lo habían pasado muy mal. También me permitía hablar de los problemas de las parejas interraciales.


EA: Hablando de Richard, creo que él y Marie son los personajes con el pasado más ajetreado en cuanto a cosas sin resolver. Entre esos hechos quiero destacar el Holocausto Nazi, que si bien es un algo que se menciona al pasar, me ha llamado mucho la atención porque los atraviesa a ambos de maneras muy distintas. ¿Qué le hizo optar por ese tema en particular?


MJM: Todo comenzaba con el amor y terminaba con el amor. Esa época del Holocausto Nazi era muy buena para situar los comienzos, para explicarnos lo que supuso para Richard niño, la guerra, las pérdidas que trajo y los secretos (no quiero hacer spolier jajaja) y cómo todo eso lo marco. De otro lado tenía que jugar con el secreto de Marie y también la historia de la Francia ocupada me prestaba el basamento para hacerlo. De todas maneras nunca quise hacer una novela histórica, sino que los episodios históricos sirvieran de encuadre para los personajes.



EA: Claro, tal cual. Ya en rasgos generales, Aquella vez en Berlín es una novela sumamente intimista que nos invita a reflexionar sobre el pasado y las consecuencias que pueden tener en el presente. También nos habla sobre el perdón y las segundas oportunidades pero, esta interpretación es completamente mía. A su parecer, ¿cuál es la razón de ser de Aquella vez en Berlín?, ¿qué quería decirnos con ella?


MJM: Quería dejar patente lo que dices. A veces hacemos daño sin querer y eso trae consigo la aparición de la culpa (a no ser que seamos unos psicópatas que no sentimos el remordimiento) y esa culpa solo se acalla con el perdón. En cuanto pedimos perdón iniciamos el camino de la reparación y entonces se pueden tener o no, segundas oportunidades. Pero también quería hacer hincapié en la sincronicidad, esas conexiones de sentido que manejan nuestras vidas y a la que pocas veces les damos importancia y que en definitiva hacen que lo que somos o nos sucede tenga sentido. Como en todas mis novelas, dejo que reflexiones propias para quién quiera utilizarlas.


EA: Alejándonos ya de su última obra, quiero indagar sobre la aclamada Trilogía del mal, ¿hay algo que nos pueda revelar acerca de la producción audiovisual de la misma? Para los que estamos deseosos de verla ya en pantalla.


MJM: No, aún no hay nada. Se ha escrito un primer guión para presentarlo a las productoras pero son malos tiempos.


EA: Oh. Claro. Es muy pronto y esto ha parado todo. Y justo para terminar y enfocarnos más en la actualidad; en la situación que España ha tenido que afrontar por esta pandemia, me gustaría saber qué tanto afectó esta nueva normalidad a su creatividad, a sus distintos proyectos personales y a su ambiente laboral.


MJM: Para mí la pandemia y el confinamiento en casa supuso a nivel personal un momento de tranquilidad. Mi ajetreada vida paró por completo y me sirvió para descansar y desconectar. Aproveché para leer y para promocionar Aquella vez en Berlín, pero bastante desilusionada por tener que cerrar todos mis proyectos. Cuando se levantó el confinamiento tuve que salir a trabajar con las complicadas medidas de seguridad que dificultan mi labor como profesora y como psiquiatra. Y en esa estamos y estaremos porque así vamos a comenzar el año próximo. Por el momento no he comenzado ningún proyecto literario nuevo aunque no dejo de escribir relatos y en las redes sociales. Lo bueno ha sido que he tenido un nieto precioso y eso compensa todo lo de esta extraño año.


EA: Confío en que todo esto mejorará. Con esto damos por terminado la entrevista. Se nos ha pasado un poco el tiempo, pero espero le haya resultado amena la experiencia. Le agradezco por darme esta la oportunidad, me ha encantado hablar con usted y por favor, #sigueescribiendo. Muy felices fiestas y próspero año nuevo.

Recursos visuales tomados de Freekip.

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