
No soy una persona que se caracterice por poseer el don de una memoria excepcional; generalmente los momentos relevantes de mi vida suelen ser víctimas de un mar de amnesia a solo pocas horas de a ver sucedido siquiera. Por eso mismo, siempre se me hizo particularmente extraña mi tendencia por recordar constantemente determinados hechos irrelevantes de mí día a día, hoy uno de estos flashback involuntarios se me hizo pertinente a la hora de hablar de la performatividad de la literatura contemporánea.
Una mañana cualquiera durante mi primer verano en la facultad de letras un licenciado y entrañable amigo me detuvo en uno de los pasillos. “¿Tú crees que la literatura es perfomativa?” Preguntó. En ese momento respondí de manera mecánica que dentro de la realidad ficcional del texto la literatura evidentemente es performativa, sin embargo, aquella maravillosa circularidad es un tipo de don que solo existe en la íntima copula entre el libro, el autor y quien decodifica sus significados. El hombre ladeó la cabeza, me tomó del brazo con firmeza y señaló una imagen en su teléfono móvil; en ella se apreciaba una estatuilla muy famosa e importante de mi país, el Monumento a las Heroínas de la Coronilla.
Le mire extrañada, pues más allá del fragmento histórico que representaba la escultura, no podía imaginar cual era la conexión que pudiese existir entre ella y la literatura que estudiábamos en la academia. El maestro notando mi falta de tino, agregó: “las mujeres de la coronilla y su lucha por la independencia del dominio español no existen, al menos no como lo imagina la gran mayoría de la gente. Perturbada y en gran parte ofendida decidí creer que mi maestro era un hombre incapaz de reconocer los logros históricos de las mujeres al punto de negarlos rotundamente, más adelante entendí a qué se refería; resulta que las heroínas de la coronilla al igual que su valiente y entregado sacrificio son una farsa histórica, al menos en nuestra realidad concreta. No obstante, esto no quiere decir que no existan ya que en un pequeño y circular universo de temporalidad única e independiente titulado Juan de La Rosa, del autor Nataniel Aguirre las heroínas de la coronilla existen y son personajes ficcionales entrañables. Entes que demostraron ser capaces de traspasar las barreras que separan a la ficción de la realidad concreta, para convertirse en mujeres de carne y hueso que no solo existen en el imaginario colectivo sino que además llenaron de gloria los corazones patriotas de aquellos que lo leyeron.
¿No les resulta fascinante el como un escrito ficcional es capaz de cambiar la historia de la humanidad? ¿Cuánto sobre todo lo que se ha dicho a nivel histórico es real? ¿Qué parte de lo que sabemos es en realidad el fragmento de un libro de ficción? ¿Es menos real si es ficcional?
La respuesta es simple: la ficción es una arista más de nuestra realidad pues no solo es capaz de dejar en evidencia el contexto histórico, político, social y psicológico del autor sino que además es perfectamente competente a la hora de metamorfosear el rumbo de la historia. Está claro que ejemplos similares a este existen alrededor del mundo, pero: ¿De dónde viene el poder de la escritura? ¿Qué o quién es el ente capaz de transformar a las letras y sus significantes en un arma de control y manipulación de masas?
Me atrevería a afirmar que se trata de una cicatriz heredada de la colonia pues hace varios siglos los pueblos indígenas no poseían un sistema de codificación y decodificación de mensajes escritos; por lo tanto no tenían escritura. La forma en la que estos pueblos originarios transmitían sus mensajes era casi exclusivamente a través de la comunicación oral, una vez llegados los colonos una revolución cultural basada principalmente en la fetichización de la palabra escrita revolucionó nuestras concepciones culturales del mundo. Puesto que, armados tan solo con la carta de un rey los españoles dominaron a los indígenas y a su pueblo, les obligaron a firmar y respetar documentos que los despojaban de su tierra y los convertían en empleados de grandes comendadores, se vieron regidos a alabar virreyes y acatar sus designios escritos para justo después creer en un único dios cuyos mandamientos venían redactados en un libro ¿No les parece que glorificar y fetichizar a la palabra escrita era inevitable?
Y es que aún hoy y a pesar de la abrumante y constante reducción del tamaño de los textos escritos, la escritura y lectura siguen siendo uno de los principales medios de comunicación y entretenimiento de los hombres. Es por ello que se me hace pertinente hablar sobre la importancia de la palabra escrita y cual es a grandes rasgos su estado actual en el mundo occidental.
Para ello decidí ponerme a investigar cuales fueron los libros más vendidos de este año en los países hispanoparlantes y lo que encontré no me sorprendió: actualmente y debido a la facilidad con la que el hombre actual banaliza la información la literatura es en su mayoría servil entretenimiento, estamos hablando de textos que narran historias simples de recetario; románticas, eróticas y de ciencia ficción encabezando la lista de los más vendidos.
Pero no todo está perdido, pues el mar de clichés y el mercado han existido siempre en el mundo artístico, la literatura no podía ser la excepción a la norma. Y es que esta sobredimensión de lo malo hace de lo realmente bueno, rescatable e inolvidable y es aquí donde entra el más importante aporte de la literatura Latinoamérica al mundo: el realismo social.
Existen muchas obras rescatables del género del realismo social, obras que además de sumergir al lector en una vorágine de emociones y realidades alternativas, también pueden llegar a ser un arma poderosísima a la hora de denunciar o documentar la sociedad de una época determinada. Por ejemplo, uno de los más representativos de oriente en los ochenta lleva por título Nacer mujer en china de la autora y periodista Xinran Xue. Libro que es un compilado periodístico de distintas percepciones de la feminidad y el sexo en un país al borde de la revolución cultural. Libro que no solo podría ser considerado una de los mejores ejemplos de crónica periodística ficcional sino que además fue la causante directa de la abertura temática de la radio gubernamental china.
¿Lo ven? Escribir puede cambiar el mundo.

Hola
Primero que nada, acabo de aprender una nueva palabra, "Performativa", que no sabía que significaba, pero tuve que ir a investigar para poder entender de lo que trataba esto (soy novata y no se nada de letras, más que lo aprendido en 2 semestres de taller de lectura y redacción en la preparatoria, hace ya 20 años atrás). El título de la entrada suena interesante, pero mientras más leía, más resonaba en mi mente la vocesita que siempre me acompaña, diciéndome una frase que suena (hasta este momento) cliché: "La historia, la escriben los triunfadores, no los perdedores..." (George Orwell).
En lo personal, creo que todo relato, incluyendo esos que dicen ser "reales", tienen sus puntos de ficción, porque…