
Me tocó realizar una crítica de la obra: Un Agente Imposible: El Beso Escarlata.
Antes de ir de lleno con la historia, les dejaré la sinopsis para que sepan un poco de que se trata:
“Héctor Caza, el más grande súper espía del mundo, se mantiene a la pista de El Congreso, una misteriosa organización encubierta por diversos gobiernos de Europa. Pero todo se complica cuando Irina André, la agente de la Inteligencia Británica de la que Caza está enamorado, se revela como una traidora y sabotea la misión.
Es por eso que Caza junto a su pupila, la Agente Evelina Rosales, deberá cumplir con su deber y perseguir a Irina mientras se introducen a un juego del gato y el ratón en contra de un malicioso hombre llamado Phillemont Monarck.”
Importante destacar que si bien la historia está escrita por PJ León, es presentada por Mafufo Estudios. Un proyecto que el mencionado escritor y Evan Sánchez llevan a cabo. Me resultó muy interesante leer sobre esto y el uso de las ilustraciones originales que le dan un toque destacable. Y ya que he mencionado las ilustraciones, ¿por qué no seguir con ellas?
La historia está dividida en partes, como muchas otras, pero esta tiene la distinción de que cada parte tiene su propia portada. Lo vuelve creativo y agradable de ver. Además de que da una descripción visual de los personajes, sin la necesidad del clásico reparto que se suele ver en Wattpad, dándole así un toque de originalidad. Salvo que al personaje principal, Héctor Caza, se lo describe como un hombre regordete y aquí no lo es. La verdad es que podrían pensar que eso no tiene relevancia alguna y es un simple detalle que se puede ignorar, pero mientras leía esta obra sentía muchas incongruencias y que me provocaron algunas muecas de molestia. La descripción del personaje en cuanto a su representación, fue la mínima de ellas.
Soy una persona que siempre intenta ver lo positivo de las cosas, sacarle lo mejor de ellas y profundizar en sus mayores virtudes. Siempre hay gente dispuesta a señalar los errores, pero muy pocos a enaltecer sus fortalezas. Y esta obra, a pesar de sus fallas, tiene muchas.
La ortografía y gramática es pulcra y bien cuidada. La obra es dinámica, con sus capítulos cortos y entretenidos permite al lector avanzar del uno al veinte en un parpadeo, sin que pueda notar que ya ha leído la mitad de la historia. Es de fácil entendimiento pues las palabras utilizadas no son rebuscadas, ni forzadas. Dicen lo que tienen que decir y punto, puedes seguir la historia sin perderte en ningún momento o tener que volver a páginas anteriores porque algo no quedó claro. Las descripciones son las justas y necesarias, se describe el entorno y a los personajes para que el lector pueda hacerse una imagen concreta, pero no se explaya demasiado, impidiendo que se pueda volver tediosa.
Sin duda es una gran obra que debería ser más popular de lo que es. Tiene muy pocas lecturas y merece muchas más. Sin embargo, no es perfecta. Tiene muchas flaquezas, pero, a la vez, varias de ellas pueden ser solucionadas de una forma.
Debe tomarse a esta obra como una parodia.
No se caracteriza por su originalidad, de hecho, si tomáramos los guiones de Misión Imposible, James Bond y me atrevería a decir que el cartoon Los Chicos del Barrio (para dar vida a su personaje principal), y los juntáramos; pues formaríamos: Un Agente Imposible: El Beso Escarlata.
La trama es predecible, nunca te sorprende. Irene y Evelina son personajes con un formato muy repetido en los guiones antes mencionados. Si Evelina se hubiera quedado en el puesto que tuvo al principio, hubiese sido más sorpresivo que luego verla convertida en pupila. Eso es otro tema. ¿En qué mundo le vas a dar una pupila a quien consideras el agente más irresponsable? Y lo que es peor: ¡alguien de tu propia familiar! Esto nos lleva a Héctor Caza, para el cual ya mencioné que se parece a uno de los personajes de un viejo cartoon. Es un protagonista insufrible que si lo tomara como una persona real lo vería como un ser lúgubre y lloroso. Hay un dicho que dice que las palabras sobran y los actos son quienes hablan. Pues el agente Caza hace justo todo lo contrario: habla, habla, y habla de lo que grandioso que es. Y en todos esos diálogos lo único que podía pensar era: «¿Tan malos son los otros agentes de la llamada AGENCIA? ¿Qué hacían, se disparaban con sus propias armas?». No podemos hablar del malo, más malo de los malos que nos muestra la historia. Con una inteligencia admirable y casi insuperable, pero que por alguna razón comete la estupidez más grande que pueda ocurrirse. Monarck captura al agente caza, ¿adivinen qué hace con él?
A pesar de eso, lo único que verdaderamente me pareció intolerable fue el personaje de la argentina, pues parece caer en un estereotipo por las siguientes razones: no siempre que hablan dicen vos. Esta palabra no es más que un sustituto para el pronombre tú. Podría considerarse rara la forma de hablar al realizar cambios en ciertas palabras dónde se omite la i, además del acento en la última silaba. Ejemplo de ello es: quieres por querés, tienes por tenés, etc. Pero el personaje “argentino” deja mucho que desear, habla como un recién nacido. Si se hubiera mantenido en un español neutro, no habría nada malo que decir, pero ese intento de identificarlo con una nacionalidad no fue una buena idea o, mejor dicho, no fue planteado de la manera correcta.
Pero como dije antes, todo esto puede ser solucionado tomando a la historia como una parodia. Pues no es una obra profunda que de alguna manera te deje marcado o te haga razonar sobre un tema o te genere intriga con cada página leída. Te entretiene y las risas no faltan, es una novela muy divertida y con esta reseña intento dar entender al escritor eso mismo. El enfoque y a qué público tiene que dirigirla. Una ayuda sería ya anunciarlo en la sinopsis, como por ejemplo: Sigue las divertidas aventuras de Héctor Caza, etc.
En resumen, es una historia con un gran potencial, la cual espero ver un alto crecimiento en sus lectoras, pero debe de promoverse según lo que la obra pueda ofrecer y no dejando creer al lector que dará algo que no tiene.
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