
Querer contar una historia y contarla son dos cosas por completo distintas. Lo primero es un deseo, lo segundo, un hecho, y entre ambos puede haber una distancia larga y, a veces, tanto que no consigues llegar a tu meta.
A lo largo de varios lustros, he aprendido mucho sobre literatura; es un camino en el que siempre descubro nuevas posibilidades y horizontes, y he decidido usar parte de esos conocimientos para que personas que llevan menos tiempo que yo en este mundo, o que no sienten la seguridad apropiada, puedan encontrar un consejo útil, que viene del trabajo y no de pretender saberlo todo.

¿Por qué grafemas?
Porque un grafema es la unidad escrita más pequeña que existe; siendo indivisible, representa un sonido, y a partir de ahí, surge todo lo demás.
Te invito a conocer un camino que comienza con un sonido, y que termina en la página final de un libro, cerrar la tapa y sentirse satisfecho de haberlo creado. Es posible que no sea un camino fácil, pero si te animas, sé que podrás encontrar muchas cosas que te ayudarán a construir mejor y avanzar en lo que estás creando.
Te propongo que empecemos juntos este camino, desde cero, y espero de corazón que te sea de utilidad.
Nos leemos en el próximo capítulo: La idea
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