
La propaganda es un tipo de comunicación que pretende implantar una idea en el público; es similar a la publicidad, pero no se trata de vender las bondades de un producto, sino de promover un determinado pensamiento.
Como la masa es difícil de manipular con mensajes complejos, generalmente la propaganda elimina los detalles y simplifica el mensaje, creando con esto una idea falsa en donde solo se deja los elementos que le son convenientes.
Hay ciertas novelas en donde es bastante sencillo identificar la propaganda, si es que la tiene, ya que en ella hay secciones completas, párrafos o textos en donde el narrador o los personajes describen cierto asunto, utilizando expresiones predeterminadas. En otras, se trata de elementos un poco más sutiles, pero que al examinar, salta a la vista que están allí.

Es cierto que como escritor puedes tratar un tema dentro de la obra, pero esto debe estar de forma orgánica en la misma y no a través de textos de exposición encajados por la fuerza; además, si vas a tratar un tema, debes tener la apertura mental para hacerlo de forma honesta, con puntos buenos y malos. Tu voz al narrar debe ser propia, no el eco de otras voces, y mucho menos hablar de un tema de forma sesgada, ya que eso perjudica la percepción de la obra, y además te expone a que los lectores rechacen el texto, al verlo enfocado en un discurso político en vez de en contar una historia.
La literatura, siendo una muestra de arte, no debe ser complaciente, sino surgir de forma espontánea y natural; escribiendo de esta forma, podrás hablar de los temas que quieras, ya sea para apoyarlos o criticarlos, pero dentro de un contexto apropiado, tomando el riesgo de presentar un tema con matices, que puede ser criticado, cuestionado y convertirse en tema de conversación.
Nos encontramos en el próximo capítulo: Sembrar para cosechar
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